martes, 31 de marzo de 2015

Mercaderes de Venecia

“Is like a villain with a smiling check,
A goodly apple rotten at the heart,
O, what a goodly outside falsehood hath”

El mercader de Venecia. Acto I, Escena III.
William Shakespeare


Dice el saber popular que rectificar es de sabios. Como lo es reconocer los propios errores. El gobierno de España , por boca de su actual Ministro de Sanidad, acaba de anunciar la rectificación de la línea maestra de su política en materia sanitaria, articulada en una norma infame, el Real Decreto Ley 16/2012, aprobado y aplicado nada más llegar al gobierno con la supuesta excusa de la crisis económica que entonces ( y ahora) asolaba España. Corrige nada menos que el corazón ( podrido) de su manzana legislativa: la que excluía del derecho a recibir asistencia sanitaria a todas aquellas personas que, por no haber nacido en España, estuvieran en situación administrativamente “irregular”. Pese a haberlo defendido y mantenido con uñas y dientes durante tres largos años, periodo en el que a muchas personas se les privó  de la atención sanitaria por no ser “de los nuestros”, el gobierno decide alegremente cambiar sus principios: “si no le gustan mis principios, tengo otros”, como decía Groucho Marx, sin considerar el daño que han causado innecesariamente durante estos años.
Sin embargo no hay reconocimiento de los errores, ni mucho menos petición de disculpas o arrepentimiento. Como dice el Ministro ( menos torpe que su antecesora pero igual de ignorante), “ es más práctico”. Se hace “por cuestiones de salud pública” y “ para no saturar las urgencias”, joya de la corona del sistema. Para ello sí se admite a la chusma extraña en la atención primaria, que ya se sabe en que alto valor tienen mercaderes de Venecia como los señores Rajoy y Alonso, al fin y al cabo simple parapeto en mitad del desierto para contener a los “ bárbaros” que pretenden asaltar nuestra civilización.
La explicación del presidente del gobierno ante Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo. no tiene parangón: "Ya se estaban haciendo algunas cosas en algunas comunidades y se trata de una regulación útil que sirva a todos los territorios de España". Ese “ ya se estaban haciendo algunas cosas” supone simple y llanamente violar e incumplir la ley que el mismo Sr Rajoy implantó. “Ilegalidad” que cometieron desde el principio algunas comunidades autónomas que pusieron por delante la dignidad a la legalidad. Ilegalidad que fomentó la Sociedad Española de Medicina Familiar y comunitaria al promover la objeción de conciencia ante una ley abyecta.
Es interesante analizar la consideración que merecen “los objetos” , esos entes molestos llamados “sin papeles”. No hay el más mínimo carácter humano en la descripción de estos individuos. Son simples incordios, que ponen en peligro la salud pública y obstaculizan las urgencias para que en éstas puedan ser atendidos los “nuestros”. Para ello nada mejor que sean atendidos por otros objetos sospechosos, los profesionales de atención primaria, cuya única razón de ser es proteger el castillo del sistema sanitario.
Por supuesto el gobierno se niega a reconocer el derecho a lo que no son “seres” mediante la extensión de la correspondiente tarjeta que reconoce dicho derecho. De forma que, en un  nuevo ejercicio de cinismo estrafalario, “tolera” la asistencia” sin reconocer el derecho a recibirla.
¿De qué servirá esto, además de para recuperar el voto de algunas almas cándidas? ¿Se podrá indicar una radiografía de tórax para el “objeto” con sospecha de tuberculosis? ¿ Tendrá acceso a un stent el tripulante de patera con un infarto de cara anterior? ¿Alcanzará las playas del psiquiatra el esquizofrénico de Mali? ¿ O se quedará varado en la orilla de la atención primaria hasta que la resaca le devuelva allá donde pertenece y de donde nunca debió partir?
Que bello exterior presenta la falsedad.

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