martes, 28 de agosto de 2012

UIP y VIP en el país de las Maravillas.

Manuelito's sister Rosa
Ran away with a surfer from Hermosa
Manuelito, cuida a Rosa,
Hay mira como están las cosas
Lawless Avenue.- Jackson Browne


El problema de Manuel era la herida; una herida fea, pequeña, necrótica, con aspecto de gangrena seca. Manuel había visitado en varias ocasiones los servicios de urgencias, pero siempre le decían que tenía que ver un especialista. Y los UIP ( Uninsured People), las personas sin seguro, no tienen derecho a recibir asistencia salvo en casos de urgencia.
En 1.994 se inició en Camden ( Nueva Jersey) el Health Outreach Project en el que cada miércoles estudiantes de medicina supervisados prestan servicios de atención primaria  a pacientes sin aseguramiento. En el caso de que los UIP tuvieran la mala suerte de necesitar una prueba especial (colonoscopia, por ejemplo), el estudiante le acompañará a la oficina correspondiente para ayudarle con el papeleo (muchos de los UIP entienden mal el inglés). Cuando Manuel acudió para solicitar la autorización para ser atendido, un funcionario exigente se la denegó tras comprobar que no era suficientemente pobre: Manuel tenía trabajo en una pizzería y cobraba la descomunal cifra de 15.000 $ al año.
Mientras para Manuel no hay asistencia, el mismo centro no repara en gastos ni en procedimientos cuando el que se presenta es un “VIP” ( Very Important Person). Por ejemplo, un señor de 72 años que lleva una semana tiñendo ligeramente sus heces de sangre, sin antecedentes familiares de interés, pero preocupado por tener un cáncer de colon, y al que por supuesto se le realiza inmediatamente el TAC y  la colonoscopia de rigor. Para un UIP no hay asistencia. Para un VIP no hay lista de espera.
Manuel tiene la suerte de contar con un estudiante de la guarda muy perseverante. Se llama William Rafelson y tiene como mentor a Vijay Rajput quien considera que para ser un buen médico hay que cumplir tres principios: “Escuchar al paciente, preocuparse por él y hace una milla extra”. La milla extra consiste en pensar al final de cada día que más puedes hacer por tu paciente.
Rafelson se tomó en serio la máxima  y mientras iba aprendiendo español para entenderse con Manuel, le iba acompañando en un vía crucis de trámites, entrevistas y solicitudes, al final de la cual encontraron la "tierra prometida" de la consulta del cirujano. Incluso gracias a la filantropía, una biopsia. El resultado fue un melanoma, Gracias a otro altruismo, se pudieron hacer las pruebas que descartaron metástasis. Y gracias a otra muestra de la generosidad individual, al final Manuel sufrió la amputación, la resección y el tratamiento con interferón, puesto que haber optado por la quimioterapia le hubiera obligado a abandonar su trabajo.
Rafelson y Rajput publican su reflexión en A piece of my mind, la imprescindible sección de JAMA, en la que citan un verso de Walt Whitman, natural también de Camden ,enfermero de profesión : “ I stop somwhere waiting for you”. El estudiante de la guarda cree que en algún memento habría que pararse a esperar a gente como Manuel, a los UIP, a los que no tienen seguro. Esperanza que debería convertirse en realidad para la profesión, tal vez para el propio sistema sanitario americano.
Porque este sistema de UIPs y de VIPs es el que ha existido en Estados Unidos en los últimos cincuenta años. El que quiere cambiar Obama y el que defiende Romney, que será nominado estos días en Tampa, acto al que asistirá una delegación hermana del Partido Popular español.
Posiblemente este sistema de UIP y de VIP es el que aspiran a implantar en su país de las maravillas la Reina de Corazones madrileña y sus múltiples Conejos Blancos. Donde siempre hay un atajo para los VIP, los reyes cazadores, los deportistas de élite, los banqueros de pro. Y siempre habrá suficiente  caridad para dar atención consoladora para algunos UIP.
Aunque pensándolo bien, y como veíamos en el último post, para el Responsable de Bioética  y Derecho Sanitario de la Comunidad de Madrid , ese tipo de relaciones no dejarán de ser imaginarias, puesto que en realidad es imposible que se produzcan.
(Fotografía: Thomas B Shea. USA Today)

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